El Índice de Peróxidos (IP) en Aceites Vegetales Ozonizados: Una Medida Clave de su Potencia Terapéutica

El Índice de Peróxidos (IP), también conocido como valor de peróxido, es un parámetro químico fundamental que en el contexto de los aceites vegetales ozonizados, como los de girasol y oliva, adquiere una connotación radicalmente distinta a la que posee en los aceites convencionales. Mientras que en los aceites de consumo habitual un IP elevado es sinónimo de enranciamiento y deterioro, en los aceites ozonizados es el principal indicador de su eficacia y potencial terapéutico.

Proceso de Ozonizado en Aceite Vegetal con uso terapéutico.

Desde una perspectiva de laboratorio y bioquímica, el IP cuantifica la concentración de peróxidos e hidroperóxidos presentes en un aceite. Estas moléculas se forman por la reacción de los ácidos grasos insaturados con el oxígeno. En el proceso de ozonización, se burbujea ozono (O3) a través del aceite, lo que provoca una oxidación controlada y la formación de compuestos peroxídicos, como ozónidos y peróxidos. El IP se expresa en miliequivalentes de oxígeno activo por kilogramo de aceite (meq O2/kg).

La medición del IP es una herramienta crucial para monitorear la efectividad del proceso de ozonización. A medida que avanza la reacción con el ozono, la concentración de especies oxigenadas aumenta, lo que se refleja en un incremento directo de la densidad y la viscosidad del aceite.

Perspectiva Bioquímica: La Química Detrás de la Actividad Biológica

Bioquímicamente, el ozono reacciona con los dobles enlaces de los ácidos grasos insaturados presentes en los aceites de girasol y oliva. Esta reacción da lugar a la formación de una serie de compuestos oxigenados, principalmente ozónidos y peróxidos, que son los responsables de las propiedades antimicrobianas y reparadoras de estos aceites.

Se ha demostrado que existe una correlación directa entre un mayor índice de peróxidos y una mayor actividad antimicrobiana. Es decir, a mayor IP, mayor es la capacidad del aceite ozonizado para combatir bacterias, hongos y otros microorganismos patógenos. Estos compuestos peroxídicos actúan dañando las membranas celulares de los microorganismos, lo que conduce a su inactivación.

El tipo de aceite vegetal utilizado también influye en las características del producto final. Por ejemplo, estudios han comparado los aceites de girasol y oliva ozonizados, observando que, con altos valores de IP, el aceite de girasol puede presentar una actividad antimicrobiana superior.

Aplicaciones Veterinarias: Un Agente Terapéutico Versátil

Desde el punto de vista veterinario, el IP es un indicador directo de la potencia de un aceite ozonizado para el tratamiento de diversas afecciones. La grasa oxidada en la alimentación animal puede ser perjudicial; sin embargo, en la aplicación tópica de aceites ozonizados, las propiedades oxidantes son precisamente las que confieren sus beneficios terapéuticos.

Los aceites ozonizados con un elevado IP se utilizan con éxito en medicina veterinaria para:

  • Cicatrización de heridas: El aceite de oliva ozonizado ha demostrado acelerar el proceso de cicatrización en bovinos, promoviendo la reparación de los tejidos.
  • Actividad antimicrobiana: Son una alternativa eficaz para el tratamiento de enfermedades infecciosas en animales, gracias a su amplio espectro de acción contra bacterias y levaduras.
  • Tratamiento de afecciones cutáneas: Su capacidad para reducir la inflamación y combatir infecciones los hace útiles en el manejo de diversas dermatitis y otras lesiones en la piel de los animales.

En resumen, el Índice de Peróxidos en los aceites de girasol y oliva ozonizados no es una medida de su deterioro, sino el principal parámetro de control de calidad que certifica su capacidad germicida y su potencial para aplicaciones terapéuticas, tanto en medicina humana como veterinaria. La correcta interpretación de este valor es esencial para garantizar la eficacia y seguridad de estos productos.

Indicaciones habituales:

Absceso cutáneo; Alveolitis (seca; purulenta); Dermatofitosis; Gengivitis; Herpes Simple Genital (VHS-2); Herpes Zóster; Micosis superficiales; Onicocriptosis (uña encarnada); Onicogrifosis (uñas gruesas); Onicomicosis; Pericoronaritis; Tinea Barbae; Tinea Cruris; Tinea Pedis; Ulceración oral recurrente (aftas); Varicela-zóster; Verruga Plantar; Heridas complejas – Fase Inflamatoria.

Bibliografía Científica:

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